La Gran
Conspiración de los Barriletes
(Escrito en 1986)
En un pueblito de Argentina
llamado Los Teros, los padres salían a trabajar con el sol y volvían recién cuando
anochecía. Y los hijos los extrañaban mucho mucho.
-
¡Facundooooo!
-
¿Qué ma?
-
¡Haceme el favor de atarte esos cordones que te
vas a romper el alma!!!
Facundo era un nene tan
chiquito que no llegaba a las canillas de la cocina, y era además uno de esos
hijos que soñaban con jugar todo un día con su papá. Un día antes de Reyes,
Facundo juntó a los “chicos que esperan” y les propuso que hicieran el mismo
pedido a los Magos: Un barrilete requetecontragrande.
-
¡Facundooo! ¿Qué estás haciendo con mis lápices
de colores?
-
Nada ma. Le estoy dibujando una carta a los
“dreyes” magos.
-
Después dejá todo donde lo encontraste y lávate
bien las manos para comer porque ya está la cena, ¿si?
-
Si, ma…
Al otro día, todos los pibes de Los Teros salieron a las calles antes que el Sol.
En cualquier espacio en los cuales se pudieran correr los treinta o
cuarenta pasos necesarios para remontarlos, había chicos con sus barriletes en
las manos haciendo los preparativos para el Gran Plan. Facundo respiró profundo
inflando bien el pecho y empezó a correr. Su barrilete era verde y muy pero muy
grande, y así tenía que ser, bien visible, porque era la “señal” para que los
demás hiciesen lo mismo. Enseguida apareció otro, sencillo, hecho con papeles
de diarios y cañas de baldío. Los chicos que vivían al este del pueblo no
tardaron en hacer ver los suyos, que para el Gran Plan, eran los más
importantes.
De a poco, el cielo de Los Teros se
fue llenando de barriletes, uno bien al lado del otro, formando un techo bien
compacto que no dejaba pasar el sol que amanecía.
Los padres salieron a trabajar
como todos los días, pero al ver la oscuridad se volvieron a la cama.
-
Querida, hay que mandar a arreglar el
despertador. Adelanta.
-
Seguro que Facundo estuvo jugando con la cuerda.
Hoy no va a ver televisión en todo el día. Acostate y seguí durmiendo.
A los dueños de las fábricas
también les pasó lo mismo y sus hijos estaban en la calle detrás de algún hilo.
Todos festejaron al principio,
pero cuando quisieron ir a jugar con sus papás, se dieron cuenta de que si
soltaban los barriletes todo se descubriría.
Facundo no aguantó más, volvió
a tomar aire (y un poco de coraje) y abrió su mano. Y, ante los ojos
sorprendidos de los chicos, y los del mismo Facundo, el barrilete se quedó
clavado en el cielo.
-
¡Miren!! ¡Los “dregalos” de los “Dreyes” son mágicos!!
Enseguida los piolines se
quedaron sin manos que los sostuvieran y
sobre todas las camas cayeron entonces hijos despertando a papis.
-
¿Qué hacés aquí Facu? Andá
a tu cama y seguí durmiendo. Es de noche todavía.
-
No es de noche, pa.
Al descubrir el engaño, los
padres se enojaron mucho con los chicos y les empezaron a gritar.
-
¿Y AHORA COMO LE EXPLICO ESTO AL JEFE?
-
¿Y A MI QUIEN ME PAGA ESTE DIA QUE ESTOY
PERDIENDO PARA HACER FUNCIONAR MI FABRICA?
-
¡PENSAR QUE FUI ARRASTRANDOME DE FIEBRE PARA NO
PERDER EL PREMIO DE ASISTENCIA Y VOS ME HACES ESTO!!!
-
JUSTO HOY QUE TENIA QUE COMPRAR MARCOS PARA
CAMBIARLOS A LIBRAS, PARA COMPRAR DOLARES PARA PONERLOS DESPUES A TASA
INTERNACIONAL Y…!
Con la cola roja de un chirlo,
Facundo salió corriendo y se agarró del hilo para cumplir con la orden del
papá:
-
¡Y ahora bajá esa porquería de ahí, me hacés el
favor!!!
Entonces la magia de los Reyes apareció otra vez y Facundo, sin soltarse del piolín, empezó a elevarse detrás de su barrilete. Todos se quedaron mudos, mirando como desaparecía a través del único agujero del cielo.
-
¡Facundo, mi niño del alma!! ¿Dónde estás que
mami te quiere hacer cosquillas en la panza como a vos te gusta?
-
¡Volvé Facu! Vamos a jugar a la pelota y te voy
a contar un montón de cuentos y vamos a ir a pescar…
El papá y la mamá lo buscaron con un globo y un avión, pero nunca lo encontraron.
Algo se sacudió en el corazón
de las otras mamás y los otros papás de Los Teros.
Y entonces miraron para abajo.
-
Hola, pa
-
Hola, ma
Y ahí se encontraron con sus hijos, y con sus ojitos que esperaban. Y en esos ojos se vieron a ellos mismos cuando eran chicos, y recordaron que por ahí, a ellos también les hubiese gustado tener un día, uno solo, en el que todo fuese juego.
- ¡Señores vecinos, señoras vecinas de Los Teros! Como alcalde del lugar quiero con
esta sencilla y emotiva ceremonia… cof, cof, cof… decía que con esta senci…
cof, cof, cof… disculpen… cof… por la tos… cof… decía que quiero con esta
sencilla ceremonia… cof… que quede declarado
el… cof, cof, cof
El “Día del Barrilete” fue declarado feriado y figura en rojo en los almanaques de Los Teros. Esa mañana, apenas empieza a asomar el sol, se remonta uno verde bien pero bien grande, igual que aquel que anunciara el comienzo de “La Gran Conspiración de los Barriletes”.
********
Hace poco, mientras miraba un
noticiero por televisión, vi que algo parecido había ocurrido en la gigantesca
y nerviosa ciudad de Nueva York.
Y era muy gracioso oír a los
periodistas norteamericanos haciendo piruetas con sus lenguas para poder
pronunciar un nombre tan fácil como “Facundo” mientras entrevistaban a ese niño
argentino con un gran barrilete verde que había venido de muy lejos… de un
pueblito llamado Los Teros.
Facundo escapando para comenzar con la primera Gran Conspiración de los Barriletes (apenas unos meses antes del Mayo Francés) |
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